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Fischer, la claridad de los genios

Fischer,

la claridad de los genios

Que Bobby jugase genialmente ya en su adolescencia es uno de los argumentos para afirmar que el ajedrez es, junto a la música y las matemáticas, la actividad que produce más niños prodigio. Algo así es excepcional incluso hoy, cuando la enorme influencia del entrenamiento con computadoras de potencia descomunal acelera mucho la progresión de los jóvenes portentos.

El genial estadounidense produjo varias partidas maravillosas en ese periodo. Como la obra de arte que mostramos en el vídeo de la semana pasada, que Fischer ganó con 13 años a Donald Byrne. O esta de hoy, frente a James Sherwin, a los 14, con un ataque tan bello como ejemplar. O la joya que mostraremos la próxima semana, que produjo a los 15. Fischer y otros niños precoces confirman que en ajedrez la experiencia es menos importante que en la literatura u otras artes para que los genios brillen a edades muy tempranas.

La bayoneta de Fischer

La bayoneta de Fischer

Los aficionados de alto nivel que conozcan bien los vericuetos de la variante Dragón en la Defensa Siciliana quizá no se sientan muy impresionados por esta partida. Pero deben tener en cuenta que el conocimiento de esas posiciones en 1958 no tenía nada que ver con la sabiduría enciclopédica de ahora. En realidad, este ataque de Fischer, en el torneo Interzonal de Portoroz (Yugoslavia), es un modelo que marcó una senda en la evolución de esa línea.

Los demás amantes del ajedrez quedarán electrizados ante esta nueva muestra genial de aquel adolescente destinado a revolucionar el ajedrez. Además, la víctima también es de postín: el danés Bent Larsen (1935-2010) tenía entonces 22 años, e iba a ser uno de los poquísimos occidentales capaces de dar disgustos deportivos a los todopoderosos soviéticos. Pero entre él y Fischer siempre hubo uno o dos escalones de diferencia.

La belleza fina de Barcza

La belleza fina de Barcza

La nueva cocina no ha quitado atractivo alguno a la de toda la vida, basada en presentar una materia prima de gran calidad en su punto exacto; en realidad, la nueva cocina tiene poco sentido si no se cuida igual la materia prima, pero el cocinero aporta mucho más. Algo parecido ocurre con el ajedrez: hay partidas cuya belleza es mucho más refinada que la clásica, basada sobre todo en una violencia bella. Esa sofisticación fue posible cuando el dominio del juego estratégico y la técnica de los finales alcanzaron la excelencia, a mediados del siglo XX.

El húngaro Gedeon Barcza (1911-1986) es uno de los grandes estandartes de la belleza refinada. Casi siempre fianchetaba (g3-Ag2) su alfil de rey, y luego rozaba la perfección al explotar la potencia de esa pieza en la gran diagonal. En esta partida, donde el rival es nada menos que el futuro campeón del mundo Vasili Smyslov, todo parece muy tranquilo tras la apertura, incluso aburrido. De pronto, Barcza provoca una gran explosión de elegancia, sin apenas violencia.

Asombroso sacrificio de Spassky

Asombroso sacrificio

de Spassky

Borís Spassky, nacido en 1937, fue un gran campeón del mundo (1969-1972) de estilo universal, capaz de firmar victorias muy brillantes frente al volcán en erupción de creatividad Mijaíl Tal o el adalid de la defensa preventiva Tigrán Petrosián. Sin embargo, la historia será siempre injusta con él: lo recordará por su sonora derrota ante Bobby Fischer en el Campeonato del Mundo más famoso de todos los que se han celebrado hasta hoy, y probablemente de todos los tiempos.

Este vídeo glosa una partida muy impresionante frente a otro de los grandes soviéticos de mediados del siglo XX, Lev Polugaievski. Spassky realiza un primer sacrificio de pieza poco después de la apertura, muy bello y relativamente fácil de entender. Cuando su rival parece haberse recuperado de ese primer golpe, llega el segundo, bellísimo, y tan profundo que el aficionado tenderá a pensar que no puede ser correcto. Pero esa genialidad de Spassky ha superado incluso la prueba del nueve del silicio: las más potentes computadoras actuales no lo han superado.

El arte brujo de Jólmov

El arte brujo de Jólmov

Servir como marinero en la Armada soviética durante la Segunda Guerra Mundial en el Mar Ártico cuando era muy joven marcó probablemente la vida de Ratmir Jólmov (mal transcrito en español como Kholmov; 1925-2006). Se supone que era conocedor de secretos militares, y por eso no jugó torneo alguno más allá del telón de acero durante sus mejores años como ajedrecista. A pesar de ello, se le considera como uno de los diez mejores del mundo en 1960 (Chessmetrics).

Y hay datos de mucho peso para sostener que hubiera sido una gran estrella de haber viajado libremente. Ganó a Petrosián, Spassky, Fischer y Kaspárov. Participó en 16 finales del Campeonato de la URSS (fue subcampeón en 1963) con una puntuación media superior al 50%, algo que sólo podía lograr un jugador de primera fila mundial. Compitió prácticamente hasta su muerte con buenos resultados. Se le consideraba excelso en el contraataque, pero también firmó obras de arte del ataque, como la joya que glosa este vídeo (en Tiflis, 1959), una de las mayores palizas que recibió Paul Keres en toda su carrera.

Tal somete a Smyslov

Tal somete a Smyslov

Si uno repasa minuciosamente las partidas más brillantes de Mijaíl Tal (1936-1992) con las potentes computadoras de hoy, encontrará muchas posiciones donde sus brillantes sacrificios no eran la mejor jugada desde el punto de vista científico. Y también hallará varios casos en que esas combinaciones tan espectaculares no eran ganadoras ante una defensa perfecta. En este vídeo hay un bello ejemplo.

Esos hallazgos suelen crear debates cuyas conclusiones pueden ser injustas. Al igual que no debemos juzgar lo que ocurría hace siglos con un enfoque del mundo actual, hay que tener muy en cuenta que la influencia de las computadoras ha producido, entre otros muchos efectos, una gran mejora en la capacidad defensiva de los jugadores profesionales. No olvidemos que, en ajedrez, la belleza es hija del error. Por fortuna, los rivales de Tal eran seres humanos que se equivocaban, y no máquinas.

Spassky tumba a otro genio

Spassky tumba a otro genio

Esta partida es tan bella que su combinación final fue llevada al cine (Desde Rusia con amor, James Bond). Aunque los genios también cometen errores, resulta lógico pensar que en un combate entre dos de ellos sea necesario jugar de manera sublime para doblegar al otro. Y eso es precisamente lo que ocurre para que Borís Spasski pueda doblegar a David Bronstein en el Campeonato de la URSS de 1960, disputado en Leningrado (hoy, San Petersburgo).

Aún quedaban nueve años para que Spassky fuera campeón del mundo. Dado su maravilloso juego, cabe preguntarse por qué no lo fue antes. Dos de las razones fueron la separación de su carismático entrenador, Alexánder Tólush, y la inestabilidad de su vida sentimental. Muchos años después, Spassky, quien cumplió 80 en enero de 2017, explicó así la causa de su divorcio, en 1961: “Mi primera esposa y yo éramos como dos alfiles de distinto color; nunca nos encontrábamos”.

Hermoso embrollo de Tal

Hermoso embrollo de Tal

"Cada partida es tan inimitable e invaluable como un poema", solía decir Mijaíl Tal. La impresionante obra maestra de este vídeo ayuda a entender la tremenda profundidad de esa frase desde el punto de vista de un cerebro portentoso, hipercreativo, siempre en ebullición ardiente.

 

Como en tantas otras producciones del genio de Riga, uno puede preguntarse qué hubiera pasado si su rival encuentra las mejores defensas, pero conviene recordar que al cuestionarnos eso no tenemos muy en cuenta que hablamos de seres humanos, falibles, no de los monstruos de silicio que hoy detectan los errores en décimas de segundo. Ese mismo año, 1957, cuando aún no había cumplido los 21, Tal ganó por primera vez el fortísimo Campeonato de la URSS, lo que fue suficiente para que la Federación Internacional (FIDE) le otorgase directamente el título de gran maestro. No era difícil atisbar que aquel joven de mente explosiva tenía madera de campeón del mundo: lo fue en 1960, a los 23 años, el más joven de la historia hasta que Gari Kaspárov lo consiguió a los 22 en 1985.

Simagin, modesto y guerrero

Simagin, modesto y guerrero

Muchos jugadores de élite subrayan hoy que ganar a rivales inferiores en teoría es cada vez más difícil porque, bajo la gran influencia del entrenamiento con computadoras, la capacidad defensiva y la preparación de las aperturas ha mejorado muchísimo en los últimos 25 años. Pero eso ya ocurría mucho antes, y por motivos muy distintos, en la Unión Soviética, donde había docenas de ajedrecistas poco famosos capaces de tumbar a los mejores del mundo en una o varias partidas.

Vladímir Simagin (1919-1968) era uno de ellos, y una buena prueba es la victoria de este vídeo frente a Léonid Stein (1934-1973), uno de los diez primeros del escalafón en los años sesenta. Como ya indicamos en la primera joya de Simagin que se publicó en El Rincón de los Inmortales, destacó mucho como jugador, entrenador y analista. Las combinaciones que se suceden en esta partida exhiben su gran comprensión estratégica y táctica.

Llega el indómito Korchnói

Llega el indómito Korchnói

Es impensable que alguien enumere a los ajedrecistas más brillantes que nunca fueron campeones del mundo y no incluya en los primeros puestos a Víktor Korchnói (1931-2016). Triple subcampeón del mundo, diez veces candidato, tetracampeón de la URSS, ganó el Mundial de Veteranos en 2006 y obtuvo resultados brillantes con más de 80 años. Fue el único que logró ganar o empatar alguna partida con todos los campeones del mundo que ha habido tras la Segunda Guerra Mundial.

En esta primera aparición en El Rincón de los Inmortales, frente a Yuri Sajárov en el XXVII Campeonato de la URSS, Leningrado 1960, Korchnói ofrece una muestra de su enorme fiereza deportiva, con un castigo tan bello como preciso y brutal del único error que comete su rival en toda la partida.

Obra de arte de Petrosián

Obra de arte de Petrosián

Armenia es hoy el único país del mundo donde el ajedrez deportivo (no sólo como herramienta educativa) es obligatorio en todos los colegios en horario lectivo. Se dice que los niños armenios ya saben jugar al ajedrez cuando nacen, y el presidente del país, Serzh Sargsián, preside también la Federación Armenia de Ajedrez. Ello se debe en gran parte a Tigrán Petrosián (1929-1984), un tigre de hierro, tal vez el mejor defensor de la historia, tetracampeón de la URSS, ocho veces candidato al Mundial, que destronó a Mijaíl Botvínik en 1963, defendió el título ante Borís Spassky en 1966 y perdió el título ante el mismo rival en 1969.

El marcado carácter ultradefensivo de muchas de las partidas de Petrosián y su perniciosa tendencia a los empates rápidos pueden disuadir al aficionado que quiera disfrutar de la obra histórica de los antiguos campeones. Pero esa actitud sería a todas luces errónea, porque Petrosián también firmó obras de arte del ataque. En la de este vídeo, frente a Ludek Pachmann en el torneo de Bled (Yugoslavia) 1961, introduce además un elemento táctico muy importante: una jugada intermedia de gran elegancia tras el sacrificio de su dama.

La elegancia de Ívkov

La elegancia de Ívkov

Mucha gente de todo el mundo sabe que el ajedrez era muy popular en la Unión Soviética. Pero casi nadie conoce o recuerda que también lo era en otro país extinto, Yugoslavia, dividido ahora en seis repúblicas independientes (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia y Montenegro). Incluso hoy es muy normal, sobre todo en Serbia, ver mucha gente jugando en la calle: por ejemplo, los tenderos o los taxistas a la espera de que llegue un cliente.

Una de las muchas estrellas del ajedrez yugoslavo es Borislav Ívkov (Belgrado, 1933). Y la trepidante partida de este vídeo -frente a otro grande, el húngaro Lajos Portisch, en el famoso torneo de Bled (Yugoslavia, 1961- es su joya principal. Portisch plantea la ambiciosa y muy aguda variante Winawer de la Defensa Francesa. En una posición donde un juego impreciso dejaría a las blancas contra las cuerdas, Ívkov da una clase magistral de cómo aprovechar la iniciativa, y ataca con gran belleza.

Stein, tan brillante como aciago

Stein, tan brillante como aciago

Que Léonid Stein (1934-1973) sea apenas conocido por los aficionados a pesar de que estuvo entre los diez mejores del mundo desde 1962 hasta su prematura muerte, en 1973, tiene una explicación principal: en la Unión Soviética siempre había tres o cuatro jugadores más fuertes que él. Eso le cortó varias veces el paso hacia el título de campeón del mundo, incluso después de lograr resultados que a cualquier ajedrecista de otro país le hubieran clasificado directamente para el Torneo de Candidatos. Stein fue uno de los poquísimos que logró balances equilibrados con Smyslov, Petrosián y Botvínik, y favorables frente a Tal, Spassky y Keres, además de batir a la mayoría de las demás estrellas de su época.

Si nos fijamos en su virtuosismo para el ataque, algunas de sus partidas nos recuerdan a Tal, pero Stein arriesgaba mucho menos que El Mago de Riga. La joya que ilustra este vídeo, frente a Lajos Portisch en el Interzonal de Estocolmo de 1962, marca el inicio de su periodo de mayor gloria, truncada súbitamente en 1973 por un ataque al corazón. En ese momento se perfilaba como un serio candidato al título mundial, conquistado por Anatoli Kárpov dos años después, por incomparecencia de Bobby Fischer.

Niezhmetdínov, genio desconocido (I)

Niezhmetdínov, genio desconocido (I)

Hay varios jugadores geniales, muy venerados por los aficionados, que nunca fueron campeones del mundo, aunque muchos consideran que debieron serlo; Rubinstein, Keres, Bronstein y Korchnói son los casos más claros. Pero hay otros apenas conocidos por los amantes del ajedrez, a pesar de que su genialidad es evidente para quien analice sus partidas. Rashid Niezhmetdínov (1912-1974) es probablemente el ejemplo más llamativo, y por eso merece una serie de varias semanas en esta colección.

La partida de este primer vídeo sobre el portentoso tártaro, frente a Belov en el Campeonato de Rusia (Omsk, 1961), deja muy claro que la mente de Niezhmetdínov era un volcán de creatividad en permanente erupción. La riqueza y profundidad de sus recursos lo convierten, sin duda, en uno de los tácticos más brillantes de la historia.

Niezhmetdínov, genio desconocido (II)

Niezhmetdínov, genio desconocido (II)

A la legión de admiradores de Mijaíl Tal le costará creer que esta partida existió realmente, y que su ídolo fue borrado del tablero, como si fuera un rival muy débil, por otro genio, Rashid Niezhmetdínov (1912-1974), en esta segunda entrega de una serie de cinco. Para que la sorpresa sea aún mayor, otro dato: Niezhmetdínov fue uno de los poquísimos que lograron un balance favorable contra Tal: tres victorias y una derrota.

La partida corresponde al 29º Campeonato de la URSS, celebrado en Bakú en 1961. La idea básica es que el rey negro ha retrasado peligrosamente su enroque, lo que el gran maestro tártaro aprovecha con auténtico virtuosismo. Cada combinación es más bella que la anterior, hasta la impecable ejecución final.

Niezhmetdínov, genio desconocido (III)

Niezhmetdínov, genio desconocido (III)

La partida de este vídeo, del Campeonato de la URSS de 1954, es épica y excepcional. Las blancas juegan de manera brillante, muy espectacular, pero justamente su combinación más llamativa es la que conduce a la derrota porque las negras disponen de recursos muy eficaces, y su ataque al rey blanco acaba siendo aún más fuerte que el sufrido por su monarca. En el siglo XXI es muy raro ver luchas como esta, y ya era poco frecuente en el XX.

Aunque el párrafo anterior no mencione nombres propios, cabe subrayar que esta joya no sería posible sin el enorme talento de ambos contendientes. Andor Lilienthal, uno de los grandes personajes de la historia del ajedrez, vivió 99 años (1911-2010) y mantuvo una primorosa agilidad mental hasta muy poco antes de su muerte. Su explosión creativa en esta partida hubiera sido más que suficiente ante adversarios normales, pero se vio superada por ese volcán de imaginación que define a nuestro casi desconocido héroe en esta serie de cinco vídeos, Rashid Niezhmetdínov (1912-1974), quien rivaliza con el idolatrado Mijaíl Tal como el mejor atacante de la historia.

Niezhmetdínov, genio desconocido (IV)

Niezhmetdínov, genio desconocido (IV)

La partida de este vídeo ilustra con brillantez excelsa eso que algunos psiquiatras denominan “pensamiento fuera de la caja (de los límites)” para describir lo que hacen los genios; además, esa definición les permite explicar la estrecha raya que supera la genialidad de la locura, porque a veces los genios no pueden volver dentro de la caja tras crear su genialidad, y entonces se produce lo que llamamos locura.

No hay indicio alguno de que nuestro héroe en esta serie de cinco vídeos, Rashid Niezhmetdínov (1912-1974) estuviera loco. Pero no hay duda de que fue un genio, y su duodécima jugada en esta partida contra Chérnikov, jugada en Róstov 1962, es una prueba más de ello. Además, como todos los grandes creadores del ajedrez, Niezhmetdínov era un buscador incesante de la belleza, incluso en posiciones técnicamente ganadas. Por eso remata esta obra de arte con otra combinación bellísima.

Niezhmetdínov, genio desconocido (V)

Niezhmetdínov, genio desconocido (V)

Una imprecisión de Lev Polugayevsky en el Campeonato de Rusia de 1958 permitió al maestro tártaro hilvanar una larga y espectacular combinación

Cerramos la serie dedicada a Rashid Niezhmetdínov (1912-1974) con su obra de arte más conocida. La creó frente a Lev Polugayevsky, una de las grandes estrellas soviéticas, en el Campeonato de Rusia de 1958. A partir de su típico planteamiento creativo y arriesgado, incluso con las piezas negras, Niezhmetdínov aprovecha una imprecisión de su ilustre adversario para hilvanar una larga combinación muy espectacular, siempre al filo del abismo, que culmina con el paseo del rey enemigo hacia el cadalso.

Quien haya disfrutado de estos cinco vídeos se preguntará sin duda por qué el nombre de este tártaro genial no figura con letras de oro en los anales del ajedrez. Le tocó nacer en un mal momento, tuvo muy mala suerte y fue uno de tantos grandes talentos soviéticos que apenas pudo viajar fuera del telón de acero. Es verdad que muchos grandes maestros de la URSS tenían un sueldo mensual por el mero hecho de serlo, pero muy pocos alcanzaban el gran privilegio de jugar torneos en países occidentales. Aun así, Niezhmetdínov logró ser uno de los más brillantes de la historia.

Una joya del genial Pomar

Una joya del genial Pomar

Guéller, uno de los grandes de la época, quiere ganar como sea al cartero español, y es inmortalizado

La vida de Arturo Pomar (1931-2016), ídolo de masas durante el franquismo, ilustra muy bien la peor cara de esa España pobre, atrasada e inculta, sometida a una dictadura de cuatro decenios. Hijo de la posguerra en una familia mallorquina de judíos chuetas, su familia tuvo que recurrir al enorme talento del niño prodigio ajedrecista para no pasar hambre. Arturito se hizo muy famoso porque salía constantemente en el NO-DO, un noticiario que se emitía en todos los cines obligatoriamente antes de cada película. Todo indicaba que Pomar era mimado por el Gobierno de Franco.

Pero la realidad era muy distinta. Cuando ganó su plaza para el torneo Interzonal (clasificatorio para el Mundial) de Estocolmo 1962, al que pertenece su magnífica partida con Guéller que glosa este vídeo, su enorme potencial estaba fuera de toda duda. Sin embargo, fue el único de los participantes más fuertes que acudió a la capital sueca solo, sin un analista que le ayudase en las partidas aplazadas tras cuatro horas; y sin vacaciones pagadas en la oficina de Correos donde trabajaba. Su juego impresionó mucho a los soviéticos y a Bobby Fischer, pero su agotamiento le impidió clasificarse para el Torneo de Candidatos y fue la espoleta de una enfermedad mental que desarrolló más tarde. Pero se ganó la admiración general, que nunca perdió.

Korchnói, bestia negra de Tal

Korchnói, bestia negra de Tal

En una lucha de ases, el futuro disidente tumba con gran belleza a uno de los campeones más admirados

Nadie dudaba de que Víktor Korchnói (1931-2016) fuera claramente uno de los mejores del mundo a finales de 1962: ese mismo año había jugado el primero de sus diez Torneos de Candidatos, antes de proclamarse campeón de la URSS por segunda vez. Su estilo se había hecho más versátil, capaz de brillar en todo tipo de posiciones. Y su consolidada experiencia contra rivales de postín lo había convertido en muy temible para cualquiera.

La partida de este vídeo ilustra todo eso con gran brillantez y calidad, así como un toque genial para rematar. Su adversario es nada menos que Mijaíl Tal, el octavo campeón del mundo, quien había perdido el título el año anterior en el duelo de revancha ante Mijaíl Botvínik. Korchnói muestra primero cómo sacar el máximo jugo de la estructura de peones d5-e4-f4 frente al esquema Indo-Benoni. Luego da una clase magistral sobre el aprovechamiento de las casillas negras débiles. Y entonces, ante la tenaz defensa de Tal, pone la guinda con una idea que convierte la pelea en una obra de arte.

Otra gema de Fischer

Otra gema de Fischer

Pocas veces en 15 siglos de historia se ha destrozado un enroque con tal vigor, brillantez y elegancia

Al admirar la partida de este vídeo, muchos expertos pensaron que Bobby Fischer era ya imparable, a los 20 años, en su carrera hacia el título mundial. En realidad, tardó casi un decenio más en lograr la corona, pero eso tiene más que ver con su peculiar carácter y su desequilibrio psicológico. Esta maravilla, privativa de los genios, da la razón a quienes emitieron ese pronóstico.

Una mezcla de gran sorpresa, pasmo, confusión y admiración recorrió la sala de Nueva York donde se disputaba el Campeonato de EEUU de 1963 cuando terminó la corta lucha entre Robert Byrne y Bobby Fischer. Buena parte de esa sensación caótica se debió a que los propios comentaristas en directo tardaron en comprender el desenlace: Byrne, uno de los mejores jugadores del país, había sido destrozado en sólo 21 movimientos tras una de las combinaciones más bellas y fulminantes de la historia.

Diamante escondido

Diamante escondido

Un ilustre desconocido crea una eterna obra de arte, cuya profundidad es tan grande como su belleza

Más de un experto ha calificado la partida de este vídeo como “el sacrificio de dama más impresionante de la historia”, y nada tendría de extraño que una votación popular entre los aficionados diese el mismo resultado. El motivo de esa ampulosidad en los elogios hay que buscarlo en la enorme profundidad que implica la idea clave de la partida, añadida a su gran belleza.

Con esas premisas, es lógico suponer que semejante artista responde al nombre de uno de los grandes campeones de la historia. Pero no: apenas se sabe nada sobre Yuri Gúsev, salvo que esta victoria en 1946 sobre E. Auerbach -otro ilustre desconocido que nada tiene que ver con el muy brillante Yuri Áverbaj- se encuentra con todos los méritos en las colecciones de las más brillantes de todos los tiempos. Es verdad que Gúsev pudo ser aún más preciso en la ejecución de su ventaja. Pero sería excesivo pretender que un gran artista sea además una máquina.

Otra hazaña de Fischer

Otra hazaña de Fischer

El jugador más idolatrado de la historia ganó el Campeonato de EEUU de 1963 con el 100% de los puntos

La hazaña de Bobby Fischer al ganar el Campeonato de EEUU 1963-1964 con once puntos de once posibles fue muy bien ilustrada por un ilustre ajedrecista, Hans Kmoch, durante la ceremonia de clausura: “A usted lo felicito por haber ganado el torneo”, dijo a Larry Evans, segundo clasificado. “Y a usted por su gran exhibición”, añadió tras saludar a Fischer. Nadie más ha logrado esa proeza en la historia de ese torneo, y quienes han ganado torneos de élite con todos los puntos en cualquier país desde el siglo XIX no son muchos más de diez.

De esas once partidas, la que glosa este vídeo es una de las más brillantes, y además resulta modélica por la precisión del ataque de Fischer, cuya jugada 19 es un fogonazo cegador en un primer momento por su gran espectacularidad. Una vez repuesto del sobresalto, el aficionado verá que en realidad es muy lógica; pertenece a la lógica de los genios.

Hermoso ataque de Korchnói

Hermoso ataque de Korchnói

Una obra maestra sobre cómo aprovechar la ventaja de espacio, con un remate de antología

Esta tercera aparición de Víktor Korchnói (1931-2016) en El Rincón de los Inmortales de EL PAÍS es una virtuosa lección sobre el ataque al enroque con ventaja de espacio, a partir de la cuña de un peón en e5. Todas las jugadas de su rival, Andrejs Petersons, obedecen a una rigurosa lógica, y precisamente por eso el castigo de Korchnói es modélico, además de muy brillante.

Esa partida pertenece al Campeonato de la URSS 1964-65, que Korchnói ganó para cerrar un año de recuperación muy llamativa -triunfó en el torneo de Gyula (Hungría) con 14,5 puntos de 15 posibles- tras sufrir un pequeño bache en 1963, cuando falló en el Torneo Zonal de Moscú (clasificatorio para el Candidatos) con sólo 5,5 de 12, compartiendo el quinto puesto. Cabe suponer que ese traspié causara algunas dudas sobre su potencial en aquel momento. Pero viéndolo desde la perspectiva de 2018, basta examinar su trayectoria y recordar su fiero carácter luchador para tener claro que los baches de Korchnói eran meros agujeritos.

La inmortal de Edwin Adams

La inmortal de Edwin Adams

Una obra maestra sobre cómo aprovechar la ventaja de espacio, con un remate de antología

La partida de este vídeo (el 150 de la colección) es muy especial. No solo por su extraordinaria belleza y por ser un modelo perfecto del tema táctico de la desviación, sino porque no podemos tener la seguridad de que se jugara realmente. O sea, también es un ejemplo idóneo del famoso refrán italiano Se non è vero è ben trovato (aunque no sea cierto, es un gran hallazgo). A juzgar por otras partidas conocidas de Edwin Adams, parece más bien un aficionado normal, muy inferior al genial mexicano Carlos Torre, a quien supuestamente inmortaliza con una maravillosa combinación.

Quien más ha investigado el asunto es el eminente historiador del ajedrez Edward Winter. Tras leer el prolijo fruto de su trabajo, la conclusión más lógica es que la partida se jugó, pero no así; es probable que Torre encontrase la combinación en sus análisis posteriores; y luego, en agradecimiento a Adams por haberle invitado a Nueva Orleans, le atribuyese la creación de esta obra de arte, hace casi cien años.

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